Los efectos del tabaco sobre los implantes dentales
El daño del tabaco va más allá de las manchas y el mal aliento. Fumar está relacionado con la enfermedad periodontal que puede causar cáncer oral y otras enfermedades.
Las personas que consumen tabaco antes o después de un implante pueden llegar a sufrir entre el 35 y el 70% de riego al fracaso del mismo, aumentando así los problemas y afectaciones en las encías.
Fumar es perjudicial para la osteointegración y la duración de los implantes. Estudios realizados demuestran que los aumentos del rechazo de implantes son más altos cuando se realizan en pacientes fumadores.
El tabaco en general produce un deterioro en la salud de las personas, por lo que los implantes pueden no encontrarse en el entorno óptimo para su colocación.
El tabaco retrasa y en muchos casos perjudica directamente el proceso de cicatrización, causando así la aparición de infecciones en las zonas intervenidas. La disminución del riego sanguíneo que causa el tabaco reduce la capacidad de defensas del organismo ante ataques de bacterias microbios, facilitando así la aparición de infecciones.
Altera los tejidos de la boca y disminuye la capacidad de reparación de las lesiones al actuar sobre las células que intervienen en el proceso.
Del mismo modo, el tabaco también es uno de los factores de riesgo para presentar diferentes lesiones de las mucosas, enfermedades periodontales y peri implantarias.
Por lo anterior, cuando se vaya a iniciar con un tratamiento o proceso de implantes lo recomendado es dejar el consumo de tabaco al menos dos semanas antes de la intervención, de tal forma que pueda mejorar la circulación sanguínea y la agregación plaquetaria, y al menos hasta que pasen las ocho semanas siguientes a la colocación de los implantes no fumar y después tratar de rebajar el número de cigarrillos diarios.