Comienza un nuevo año y no existe una mejor forma de empezarlo que con nuestros dientes limpios y saludables. Venimos de un mes en el que la comida fue una gran protagonista, pero es hora de retomar algunos hábitos para cuidar de nuestra salud. Una buena idea es iniciar el año con una buena limpieza dental.

No nos referimos a cepillarse bien los dientes y usar seda dental, esto lo deberías hacer a diario. Estamos hablando de una limpieza más profunda, con un profesional. Por eso, acá te vamos a explicar en qué consiste, cómo se hace y cada cuánto recomendamos hacerla.

Qué es una limpieza dental

Hay partes de los dientes y la boca que los pelitos del cepillo no alcanzan a limpiar. Para eso está el hilo dental, que ayuda muchísimo para llegar a esos pequeños espacios entre las muelas o que son cercanos a las encías y que suelen tener restos de alimentos.

Sin embargo, hay lugares a los que incluso la seda dental no alcanza a llegar, espacios que, en realidad, no solemos tener muy en cuenta al lavarnos los dientes a diario. También hay restos de placa y sarro que requieren de un cuidado más profundo.

Lo que logra una limpieza dental con uno de nuestros profesionales es eliminar todos los restos de alimentos, placa y sarro que quedan en nuestra boca, normalmente en una sola sesión. Es una forma efectiva de mantener un control sobre la higiene oral y, de esta forma, evitar cualquier tipo de infección, bacteria o enfermedad que pueda producirse.

¿Cómo se hace una limpieza dental?

Para hacer este proceso de manera correcta es necesario prestar atención a ciertos aspectos de la boca y los dientes.

  1. Lo primero que hace el dentista es un análisis para revisar el estado de la salud bucal y mirar en dónde se encuentra la acumulación de restos de alimentos, sarro o placa.
  2. Una vez detecta estos elementos, procede a retirarlos con diferentes instrumentos. Lo más común es raspar la placa y el sarro, haciendo un énfasis en las zonas más cercanas a las encías, lo cual puede hacer que salga un poco de sangre.
  3. Tras limpiar los dientes y las zonas bajo las encías, se limpian los espacios entre los dientes.
  4. Después se pasa a pulir los dientes. Esto, por un lado, ayuda a eliminar algunas manchas y a dejarlos más blancos. Por el otro lado, también se usa para arreglar imperfecciones pequeñas.

¿Por qué es importante esta limpieza?

Lo más relevante al momento de hablar de la importancia de la limpieza dental es que ayuda a mantener una higiene bucal saludable, lo cual significa lo mismo que prevenir todo tipo de enfermedades en tu boca, como la gingivitis y la periodontitis.

De esta forma, no son únicamente los dientes lo que se mantienen saludables y resistentes, lo cual evita que se aflojen y que surjan caries, sino también las encías, la lengua, el paladar y la mandíbula. Una salud oral deficiente puede afectar negativamente cualquiera de estas partes.

Cada cuánto se debe hacer una limpieza dental

La recomendación general es pasar por este proceso dos veces al año, es decir, cada seis meses. Sin embargo, hay algunos casos que requieren de limpiezas más seguidas.

También se suelen hacer al terminar algunos tratamientos, como pueden ser de ortodoncia, por ejemplo, al retirar los brackets.

No suele ser un proceso doloroso, aunque hay personas que tienen los dientes muy sensibles y pueden llegar a sentir molestias.

Limpieza dental vs. Curetaje

Ya hablamos de qué es y cómo se hace una limpieza dental, pero vale la pena aclarar que no es lo mismo que el curetaje. Este último procedimiento se suele hacer con anestesia y consiste en limpiar debajo de las encías cuando estas sufren una infección o enfermedad, como puede ser la periodontitis.

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