Las amalgamas han sido utilizadas con gran éxito desde hace más de 150 años como material de relleno dental. En la actualidad, este material está siendo reemplazado con rapidez por las resinas compuestas. Entre las razones de este cambio destacan la estética y la toxicidad del mercurio.

Las amalgamas dentales se obtienen mezclando mercurio líquido con una mezcla de otros metales, principalmente plata, estaño, cobre y cinc. Al mezclar estos ingredientes se forma una pasta que se introduce presionando fuertemente en la cavidad previamente preparada, para conseguir la mayor resistencia posible. Las amalgamas no se adhieren al diente, se sujetan por acción mecánica, por lo que la cavidad debe tener una preparación especial que aumente la retención del relleno, con una profundidad uniforme de 2 milímetros como mínimo, ángulos rectos y paredes paralelas, todas características no conservadoras.

Las resinas compuestas son materiales sintéticos que se introdujeron al mercado de la odontología a mediados del siglo XX. Hoy en día, estos materiales no sólo son acrílicos plásticos, sino materiales que han evolucionado a raíz de la investigación y de alta tecnología. Las resinas de hoy producen restauraciones estéticas y de larga duración para muchas indicaciones.

A diferencia de las amalgamas, las resinas se adhieren al diente mediante un agente químico. Esta particularidad permite que la cavidad sea lo más conservadora posible ya que no requiere una extensión para aumentar la retención. La superficie dental debe ser preparada previamente con un ácido que limpia y genera una superficie rugosa para aumentar la superficie expuesta al adhesivo y así lograr la retención.

Existen muchas ventajas de las resinas. Su naturaleza plástica hace que sus propiedades físicas, como la dureza y elasticidad, sean muy parecidas a las del diente, haciendo que la transmisión de fuerzas de la masticación sea más uniforme sin crear fracturas en el diente. La conducción de temperatura y electricidad es menor que las de los metales, con lo que disminuye la sensibilidad de los pacientes ante cambios de temperatura. No existe galvanismo ni reacciones inflamatorias hacia las resinas, por lo que son el material de elección cuando existe enfermedad periodontal crónica.

Principales diferencias entre una Amalgama y una Resina

  • Durabilidad: en promedio una amalgama dura entre 8 y 10 años, sin embargo, si son bien cuidadas pueden durar muchos años más. A pesar de esto, no son resistentes en su totalidad a los desgastes naturales por masticación y trituración. Por otro lado, las resinas resultarán siempre más estéticas y bien cuidadas también pueden aumentar su durabilidad.
  • Composición: Las resinas se prefieren ahora porque además del acabado estético tienen una composición más segura en términos de toxicidad.
  • Versatilidad: las amalgamas pueden ser utilizadas en cualquier parte de la boca, mientras que una resina puede ser utilizada en zonas específicas únicamente, pero logrando una mayor uniformidad cosmética visual en ellas.

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