Aparte de la cuestión de la estética dental, son otros muchos los motivos por los que este tipo de trastornos puede suponer un problema en tu vida normal. Dolores de cuello, de mandíbula y de cabeza junto a las dificultades para masticar, son solo algunas de las consecuencias de las maloclusiones y una razón más que suficiente por la que recurrir a las ortodoncias.

Dentro de las diferentes especialidades que engloba la odontología se encuentra la ortodoncia. Esta es la parte dedicada al tratamiento de aquellos huesos y dientes que, por algún motivo, desde un accidente hasta causas genéticas, han quedado mal posicionados y dificultan la mordida, además de provocar otro tipo de dolencias asociadas.

La visita periódica al dentista es fundamental para determinar si un paciente necesita ponerse en tratamiento ortodóncico con el fin de recuperar su salud bucodental. Estos tratamientos consisten en el empleo de diferentes sistemas fijos o removibles, que a través de la presión que ejercen sobre dientes y mandíbulas consiguen colocar la dentadura en la posición adecuada.

Cómo funciona la ortodoncia

Reciben el nombre de ortodoncias todos aquellos aparatos que, mediante el empleo de bandas, alambres, férulas o brackets (pequeñas piezas metálicas cuadrangulares) corrigen la alineación de los dientes para devolverle la precisión a la mordida y mejorar la estética dental.

No es lo mismo un problema de apiñamiento de los dientes que uno de espaciamiento, como tampoco son similares la sobremordida, la mordida cruzada o la mordida abierta. Cada una de estas disfunciones bucales presenta sus particularidades, y los diferentes tratamientos de ortodoncia se adaptan a ellas con el objetivo de proporcionar unos resultados óptimos.

Diferencias entre ortodoncia tradicional y ortodoncia invisible

Los tratamientos ortodónticos se pueden llevar a cabo con aparatos removibles o fijos. Los aparatos removibles son los que quedan ajustados al perfil del paciente y se pueden extraer en cualquier momento, es lo que se denomina ortodoncia invisible. Los aparatos fijos son aquellos que van adheridos a la superficie dental mediante resinas y quedan tensados entre ellos gracias a un arco metálico.

Entre los beneficios de los brackets tradicionales destaca el hecho de que es más económico y apto para cualquier paciente. Además, las técnicas más modernas han conseguido que la estética no se vea tan perjudicada durante la aplicación del tratamiento.

La ortodoncia invisible no emplea brackets de ningún tipo y es una opción removible que consiste en un alineador transparente diseñado a medida que se coloca sobre toda la dentadura como si se tratara de una funda. Se puede extraer para comer, para la higiene de los dientes o de manera muy puntual (una cita importante, una entrevista de trabajo, una celebración…), teniendo en cuenta que para que sea efectiva es necesario llevarla puesta una media de 22 horas al día.

La ortodoncia invisible no es aplicable a todos los problemas de alineamiento, cosa que sí sucede con los brackets metálicos, cerámicos o de zafiro, pero en aquellos casos en los que se puede emplear, que es el 95% de los casos, resulta tan efectiva como estos.

Para elegir el mejor tipo de ortodoncia según tus necesidades, te recomendamos visitar a tu odontólogo para realizar el proceso de valoración pertinente.

Recuerda que tu primera cita es gratis.

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